lunes, 19 de octubre de 2015

Crisis de edad

Creo que estoy como en una crisis no sé de qué edad, si una de los 30 tardía o una de los cuarenta adelantada, pero en una crisis claramente estoy. Tampoco es cuestión de obsesionarse con los números pares, bien podría ser una crisis de la edad exacta que tengo, que no es ni 30 ni 40, eso seguro, pero vaya uno a saber cuál es. Últimamente mi madre se ha obstinado en sumarme años de edad. Es como si cada tres o cuatro años a ella se le antojara contar de a dos en vez de a uno. Así, pasé de los 28 a los 30. Creo. Porque en realidad no estoy seguro de haber atravesado  por ninguna de esas edades. Supongo que tampoco tuve infancia o, al menos, no la recuerdo. Debo haber pasado, seguramente, de feto a anciano. En fin, hasta tanto no pueda saber con exactitud la edad que tengo no voy a poder determinar con igual exactitud si lo que estoy viviendo es una crisis o no es una crisis. Por el momento, voy a mantenerme alerta a los indicios que me puedan ayudar: algún ataque de llanto inesperado e inexplicado, el surgimiento de nuevas e inéditas canas, el incremento de las poluciones nocturnas, entre otros.

 

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